Hoteles con encanto en Alicante

Hace siglos, en la actual ubicación de Alicante, vivía un Califa junto a su familia. De entre todos sus hijos, la hermosa princesa Cántara destacaba por su excepcional belleza. Era la joven más hermosa de la región, y, por supuesto, no le faltaban pretendientes. 

Dos jóvenes, Almanzor y Ali, rivalizaban por su amor. Ambos eran amables y apuestos, y Cántara se encontraba indecisa respecto a a quién escoger como esposo. Sin embargo, el Califa, su padre, ideó una solución inspirada en las 12 pruebas de Hércules. Les propuso a los pretendientes llevar a cabo tareas difíciles, comprometiéndose a elegir como pretendiente de la princesa musulmana al primero que lograra completarla.

Almanzor era un apuesto general cordobés, había ganado renombre en toda la Península gracias a sus hazañas militares. Aunque Ali no gozaba de tanta fama, su apuesto porte y linaje noble le permitían cortejar a la princesa con dignidad. La tarea asignada a Almanzor fue viajar hasta la India en busca de sedas y especias para ofrecer a Cántara. Por otro lado, Ali se comprometió a construir un canal que llevara agua hasta la ciudad. Ali buscaba, sin duda, permanecer cerca de Cántara para conquistarla, y eso fue exactamente lo que sucedió…

Ali empezó con entusiasmo su tarea y, a medida que avanzaba con la construcción del canal, resultaba inevitable no cortejar a la princesa. Le dedicaba canciones, escribía y recitaba poemas, elogiaba sus encantos a todos… Como era de esperar, Cántara se enamoró perdidamente de él. A pesar de que las tareas de ambos pretendientes no estaban completas, el corazón de la princesa ya había elegido a Ali como su futuro esposo.

Con el tiempo Almanzor regresó a la ciudad, ajeno al amor que había florecido entre Ali y Cántara durante su viaje a la India, terminando su tarea. El Califa, fiel a su palabra, consideró que la gesta de Almanzor había sido exitosa y, antes de que Ali pudiera terminar su tarea, le entregó la mano de su hija Cántara, sin saber que ella ya había elegido a su pretendiente. Cuando Ali se enteró, no pudo soportar el dolor y se lanzó por un barranco.

Por supuesto, al conocer esta tragedia, Cántara decidió seguir el mismo destino y saltó al vacío para poner fin a su sufrimiento. Sin embargo, la tragedia no concluyó con la muerte de los amantes, ya que el Califa cayó en una profunda depresión por la pérdida de su hija predilecta. Dejó de comer, no dormía y, finalmente, decidió tirarse desde lo alto de su castillo.

Los habitantes, conmocionados por los sucesos, decidieron cambiar el nombre de la ciudad a ‘Alcántara’, fusionando los nombres de los amantes, Ali y Cántara, para que permanecieran unidos eternamente. Con el tiempo, ese nombre evolucionó hasta convertirse en Alicante, la denominación actual de la ciudad. Eso al menos dice la leyenda.